Carta en la que se notifica que la muralla de Tarragona va a ser destruida. Pretende que las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes de San Fernando le ayuden en su intento de comprar el castillo de Pilatos, también en peligro de ser demolido. Anuncia que envía, a través de Eduardo Saavedra, un informe sobre las murallas de Tarragona con el fin de poder influir en su conservación. Añade que tanto la Comisión de Monumentos como la Sociedad Arqueológica de Tarragona no dan señales de vida.