| Ya se habrán apagado todas las lámparas de
la iglesia en los ojos de la lechuza | | | | y las crines de mil caballos eléctricos | | | | habrán incendiado, al huir, todas las salidas del
bosque | | | | -poeta de la bayoneta calada-, | | | | cuando la reseca luz de ese otoño que principia del otro
lado del mundo |
5 | | | te sorprenda, en mitad del campo, | | | | con un grito inmóvil, mordido por la boca sin
congelar. | | |
|
| ¡Qué difícil, | | | | junto a las mazorcas podridas por el olor de la
pólvora, | | | | a unos cuantos centímetros |
10 | | | de la fuente que el cielo recobra todos los días, | | | | en la majestad de la madrugada que sólo tú no
interrumpes, | | |
—54→
| | qué difícil le ha de parecer a tu alma | | | | distribuir este año sin estaciones, | | | | esta eternidad sin semanas, ni cuartos de hora, ni siglos, |
15 | | | este minuto representado | | | | por una serpiente inmutable que se muerde a sí misma la
cola! | | |
|
| Tú, | | | | que no creías en las flores envenenadas, | | | | ¡cómo te apartas, ahora, del cáliz de esta
simple belladona silvestre! |
20 | | | ¡Cómo la temes! | | | | Porque todo ha cambiado, desde hace veinticuatro segundos, | | | | en el reglamento de tu infantería para fantasmas | | | | y los toques no son los mismos, la derecha y la izquierda del
cuerpo no son las mismas... | | | | Todo. |
25 | | | Pero la última orden fue
¡Pecho en tierra! | | |
|
| Creedlo sin más preguntas de vuestros
pájaros, | | | | maizales de lacias hojas, aldeas, volcanes, tigres, | | |
—55→
| | este uniforme de cinco sentidos paralizados | | | | olió, escuchó, tocó, miró y
gustó con más raíces el mundo |
30 | | | que la más alta de vuestras encinas | | | | o la más desgarradora de vuestras zarpas. | | |
|
| Este laberinto de músculos y de huesos | | | | en que la sangre no sabe ya cómo circular sin
endurecerse | | | | y la voz se anuda a la lengua para no hacer pedazos el
cráneo |
35 | | | tuvo también su Dirección de Teléfonos | | | | y sus cinematógrafos de sesiones parlantes | | | | y su salón de conciertos en que una orquesta
invisible | | | | está ejecutando todavía la Pastoral. | | | | Creedlo también vosotras. |
40 | | | Sobre todo vosotras, aguilitas de bronce, tenaces, | | | | que la muerte no consiguió hacer huir de las
cartucheras. | | | | Y vosotras, manchas de fango, | | | | que entre el oficio de nutrir a una dalia y el de sepultar a
una mosca, | | | | no vacilasteis. |
45 | | | Porque el destino de vuestra oscuridad consistía
probablemente | | | | en condecorar este pantalón moribundo, | | |
—56→
| | este cinturón sin hebillas | | | | y estos crueles zapatos que no quisieron a tiempo
enseñarle la ruta. | | |
|
| La fuerza que habitó en estos miembros, |
50 | | | el huésped que pobló de agujeros las paredes de
esta casa vacía | | | | no era un loco. | | | | Tampoco era un fabricante de clavos, | | | | ni un vendedor de rollos de música para pianolas, | | | | ni el impresor de un periódico para ciegos. |
55 | |
|
| Y por eso esta flor caída no sé de dónde,
en sus labios, | | | | no durará mucho tiempo. | | | | Lo siento. | | |
|
| No obstante | | | | es preciso pensar que a cierta hora de un reloj de pulsera |
60 | | | cierta voz, cierta queja -únicas- faltarán esta
noche en el mundo. | | | | Entristecerse de la ventana | | |
—57→
| | en cuyo marco solamente el retrato de una doncella enlutada | | | | verá concluir el estío. | | | | Y sufrir |
65 | | | por esa pipa que morirá sin haber conocido el sabor del
tabaco rubio, | | | | por ese vestido nuevo | | | | que se quedó planchado para ir a la ópera, | | | | por esa pluma-fuente que no volverá a escribir de
memoria mi nombre. | | |
|
| Pero no lo compadezcamos. |
70 | | | No lo sepultaremos con lágrimas. | | |
|
| Un caballo loco ha pasado relinchando sobre su cuerpo. | | | | Un gorrión le picotea aún el maíz de los
dientes. | | | | Otro quisiera ya humedecerse las alas en el agua de su bayoneta
desnuda. | | |
|
|
| Y no diríamos que está muerto | | |
—58→
| | si por el clavo más pequeño de sus zapatos
felices | | | | la lluvia que le barniza las suelas no lo empezara alegremente
a oxidar. | | |
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