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Término usado por Peirce y Morris y adoptado por la carta constitutiva de la International Association for Semiotic Studies, en 1969. Recuérdese que Saussure la denomina «Semiología», una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social, de la que lingüística no es más que una parte (Saussure, 1976: 60). (N. del A.)

 

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A este respecto Coseriu (1977: 248) dice que «Una oración como Sócrates es mortal tiene desde el punto de vista de la lengua española sólo un significado; su sentido, en cambio, puede ser completamente diferente según el texto en que la oración misma aparezca (por ejemplo, según si se presente en un silogismo, en un poema o en un acto de comunicación práctica, en una situación de la vida diaria, etc.)». También Guiraud (1976: 28-29). (N. del A.)

 

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El esquema de Morris ha sido aplicado en Albert Galera (1987); así como a algunos textos literarios desde la Pragmática en diferentes artículos míos (Albert Galera, 1988, 1992). (N. del A.)

 

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Un mundo es una colección de circunstancias. Éstas se componen de objetos con determinados caracteres y relaciones mutuas. También un mundo es un conjunto de seres, localizados en el espacio-tiempo y envueltos, singular o conjuntamente, en distintas situaciones estáticas o dinámicas (Lyons, 1975 [1968]: 165). Vid. también Albadalejo (1986: 124) donde dice: «El sistema de mundos del texto narrativo está constituido por los mundos de los distintos personajes». Vid. además, Van Dijk (1983: 38-39). (N. del A.)

 

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Lo real efectivo, aunque lleve dentro de sí un ente inexistente, que es la ficción de la que trata, en sí mismo tiene existencia, real, objetivable. En este caso es el tejido lingüístico, plasmado en signos, que «cuenta» la ficción de Pacorrito y sus aventuras. (N. del A.)

 

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Cuando un texto nos resulta incomprensible es porque las presuposiciones aparecidas en ese momento no se conforman a la macroestructura; es decir, no aparecen en el marco adecuado ni son sus componentes posibles, lo que las convierte en incompatibles con las expectativas ya construidas. La «rareza» de un texto va estrechamente ligada a la «rareza» de circunstancias posibles en mundos posibles (Dijk, 1983 [1978]: 201). (N. del A.)

 

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«Su cerebro hervía; en su corazón se enroscaban culebras mordedoras; su pensamiento era un volcán; deseaba la muerte; aborrecía la vida; hablaba sin cesar consigo mismo; miraba a la luna; se remontaba al quinto cielo, etc.» (81, 1). (N. del A.)

 

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Las páginas corresponden a la edición de las obras de D. Benito Pérez Galdós que aparece en las Referencias Bibliográficas. Los números entre paréntesis después de una cita textual de Galdós, separados por una coma (por ejemplo, 83, 2), remiten el primer número a la página y el segundo a la columna donde se encuentra dicha cita. (N. del A.)

 

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«Por eso [...] esta noche, en que nuestro Genio Creador nos permite reunirnos para celebrar el primer día del año, he querido obsequiarle, trayéndole conmigo y dándole mi mano de esposa, en señal de alianza y reconciliación entre el linaje muñequil y los niños juiciosos y compasivos» (85, 2). (N. del A.)

 

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Una versión diferente a la que aquí se propone, en inglés, fue la comunicación presentada en la sesión plenaria del 12 de junio de 1994 en el V Congreso de la I.A.S.S. (International Association for Semiotic Studies), en Berkeley, California. La referencia a los ángeles se justifica desde el principio, por una apelación a los suficientemente cercanos «genii loci». (N. del E.)