741
En los números publicados no apareció ningún autor de relieve literario. Solamente Rafael Oddone, Miguel González Medina y David de Valladares, lograron construir algunos relatos medianamente bien estructurados.
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Raúl Mendonça publicó Papito tengo hambre y tengo frío, Lirio de amor, Flor ausencia, No me olvides, El misterio de una sombra, Viejo gaucho, y Carne de hospital, y Lucio F. Mendonça, Alma de proscripto, Hojas Secas y Mitaí.
743
Op. cit., págs. 125-126.
744
Josefina Pla: Literatura paraguaya del siglo XX, pág. 35.
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Es necesario aclarar que solamente Ocho hombres es una novela, porque Cruces de quebracho está formado por cuentos y Bajo las botas de una bestia rubia son reflexiones sobre la guerra en forma de artículo con resonancias barbussianas.
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Algunas de estas obras testimoniales son La selva, la metralla y la sed de Silvio Massia, Bajo el signo de Marte de Justo Pastor Benítez, y Polvareda de bronce de José Dolores Molas.
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La primera novela de Casaccia, Hombres, mujeres y fantoches (1928), es una creación juvenil de carácter costumbrista y con un lenguaje retoricista. Su transformación en el conocido autor realista, se advierte desde los cuentos de El Guahjú (1938), obra renovadora que busca una ficción más trascendente y una realidad despojada de idealización.
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Renée Ferrer utiliza esta división en «Narrativa paraguaya actual: dos vertientes». Washington, Centro Cultural del BID, 1994. También en Humacao (Puerto Rico), Exégesis (Revista del Colegio Universitario de Humacao UPR), núm. 26 (1996), págs. 42-52.
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La biografía verídica de Roa Bastos, no la oficial, merece especial atención. Por citar sólo algún dato, Roa Bastos regresó al Paraguay en varias ocasiones durante la dictadura de Stroessner. Valga como ejemplo la fotografía de la reunión de escritores que se celebra en Asunción en 1966, donde aparece Roa Bastos junto a Rubén Bareiro Saguier, Gabriel Casaccia, Mario Vargas Llosa, Roque Vallejos, Adolfo Ferreiro, René Dávalos y Guido Rodríguez Alcalá, publicada en el diario asunceño Noticias el día 15 de mayo de 1994, o su taller literario de 1971. Roa fue nombrado por el dictador Higinio Morínigo, Secretario de la Embajada en Buenos Aires, como figura en el Registro Oficial paraguayo del año 1946, página 1301, cargo que no aceptó alegando motivos de salud. Además obtuvo becas para viajes de estudio de los presidentes Chaves y Stroessner, esta última para estudiar los métodos de propaganda europeos. Hasta 1982, fecha en que es expulsado cuando había acudido a presentar el poemario de Jorge Canese Paloma blanca, paloma negra, Roa visita Asunción en varias ocasiones. Su expulsión parece ser que proviene de la consideración de falta de lealtad por parte de Stroessner, al haber declarado Roa en Europa que era necesaria una transición democrática en el Paraguay.
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La raíz errante se publicó en 1953, pero Natalicio González la escribió en 1937, como atestigua Raúl Amaral en su edición de la novela. Ello es un ejemplo más de que la irregularidad de la publicación de obras, ha permitido justificar el carácter anacrónico y el retraso de la narrativa paraguaya del siglo XX.