231
M. Sánchez Bernalt se hace eco de la similitud de esa leyenda mexicana con la isla de las Siete Ciudades, pero ironiza sobre ambas.
232
Sánchez Bernalt, op. cit., pág. 105.
233
En el mapa de Hereford (1290) se lee «Fortunatae Insulae sex sunt insulae Sc. Brandoni». Cit. en Tous y Meliá, op. cit., pág. 13.
234
Vid. Delehaye, H., L'oeuvre des Bollandistes à travers de trois siècles, (2.ª ed.) Bruselas, 1959 y Peeters, P., L'oeuvre des Bollandistes, (2.ª ed.), 1961. Información general: Gran Enciclopedia RIALP, IV, Madrid, 1989, págs. 353-355.
235
Vid. El Lazarillo de Ciegos Caminantes, capítulo XIX.
236
«Con el propio viento sudeste navegamos hasta divisar la isla de la Ascensión, que fuimos costeando bien cerca, dejándola al oeste. Al medio día se observó en los propios 20 ½ grados de latitud sur, en que la ponen todas las cartas, pero al propio tiempo descubrimos enfrente y al este, con mucha claridad y distinción, dos islotes a la distancia de 10 leguas, el uno en figura de corona y el otro, algo más al sur, en la de un navío a la vela, de que no hacen mención los derroteros portugueses, ingleses y holandeses, y sólo una carta francesa las designa, pero parece imposible que los que pasan por la banda del este de la Ascensión dejen de verlos, si no está el día nublado» (El Lazarillo..., Apéndice III, Ed. Ayacucho, op. cit., pág. 301).
237
Estévez, Abilio: Tuyo es el reino. Tusquets, Barcelona. 1.ª ed. noviembre, 1997.
238
«Desde el punto de vista empírico, el campo de conciencia encuentra su límite en el ámbito de lo desconocido. Este consiste en todo aquello que no se sabe, o sea, lo que no está en relación con el yo como centro del campo de conciencia». Jung, Carl Gustav: Aion. Paidós, Buenos Aires, 1988, pág. 12.
239
Martí, José: «Isla Famosa». En Ismaelillo. Versos Libres. Versos Sencillos. Cátedra, Madrid, 1982, págs. 120-121.
240
«La casa encandilada en sus faroles, parecía extremar sus metales como preparando desde ahora las luciérnagas del recuerdo». Lezama Lima, José: Paradiso. Cátedra, Madrid, 1980, pág. 249.