961
Cfr. I, 315 y II, 117, por ej.
962
Es interesante comparar II, 315, con la celosía a imaginar entre Ana y Fermín inclinado en actitud de confesor, y Álvaro y Ana cogidos de las manos, máximo atrevimiento en II, 461.
963
El mismo comentario se podría hacer acerca de las viñetas de fin de los caps. XXVIII y XXX. En la lectura de Llimona hay zonas ciegas, situaciones no visualizables.
964
Y tal vez del regente. Dejamos para el estudio de la dimensión editorial, el análisis del cadrage, de la reducción de la distancia y demás técnicas, pero se observará por ejemplo que la procesión de la Semana Santa se ve rigurosamente de donde se supone que está Víctor.
965
Las secuencias son obviamente insignificantes. Un tratamiento aparte merecerían las escasas viñetas compuestas.
966
En dichas representaciones, predominan las de personajes secundarios, como veremos. Se observa una discreta presencia del clero (10+ 11, pero 20+15 ó 9 si se tiene en cuenta a Fermín) y la importancia de la sociedad de hombres sentados y de los grupos (10 de 5 personas y más).
967
El examen de la frecuencia de las ocurrencias entre el tomo I y el II y de un capítulo para otro podrá ser otra pista y la estadística de las relaciones entre personajes (Ana/Víctor, Ana/Fermín, Ana/Álvaro etc.) permitiría medir, contrastándolas con las descritas o sugeridas por el texto, el grado de fidelidad del ilustrador.
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Se puede atribuir a las limitaciones o torpeza del artista muy apto no obstante para representar objetos, con frecuentes focalizaciones en los fines de capítulo.
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Cfr. I, 271, 300 y 304.
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Podemos observar que cambia de perfil con Gómez Soler (II, 461).