101
N. Alonso Cortés, ob. cit., p. 141.
102
Cfr. J. Ignacio Ferreras, La novela por entregas. 1840-1900, Madrid, Taurus, 1972, p. 136.
103
Cfr. Los Misterios de Madrid, t. 3, pp. 313-14.
104
Cfr. Los Misterios de Madrid, t. 1, cap. 4, «La puerta de hierro», p. 50. Villergas ironiza sobre del «equilibrio social del siglo XIX», tras una larga descripción de las penalidades que sufren los mendigos de Madrid.
105
R. Picard, El romanticismo social, ed. cit., p. 38.
106
R Picard, ob. cit., p. 47.
107
R. Picard, ob. cit., pp. 43-44, 49: «Por medio de la libertad de examen quedan descubiertos los sufrimientos sociales que son condenados en nombre de la justicia, y se hace la promesa de remediarlos en nombre del progreso».
108
Cfr., t. 1, cap. 2, «¿Quién es el muerto?», p. 35. El fragmento del que se toma la cita se extiende copiosamente en desarrollar esta idea.
109
Cfr. t. 3, cap. 15, «Nuevos proyectos», p. 169. El capítulo insiste en la necesidad de instrucción y moralidad en los religiosos, sacerdotes y clero en general, y en el rechazo de la «crasa ignorancia» de muchos de sus componentes: «en vez de clérigos fanáticos queremos religiosos razonadores». Se alaba a Voltaire como pensador, pero no sus conclusiones, se enaltece la figura de Rousseau.
110
Cfr. t. 3, cap. 21, «Fígaro», p. 225. Los fragmentos que en relación a este tema podrían citarse son numerosos. Varios personajes, de comportamientos deleznables y réprobos, experimentan el arrepentimiento sincero.