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En Junta ordinaria de la Academia, celebrada á 6 de Mayo de 1836, leía el R. P. M. D. Fr. Antonio Vera un meditado informe de cuatro fojas relativo á tres manuscritos, hallados, según se le indicó, entre los escombros de una casa derruida en La Guardia, lugar perteneciente á la Rioja alavesa. Dichos manuscritos le habían sido entregados en propia mano, algunas semanas antes, por el Director de la Corporación y presidente de las sesiones, para que se sirviera informar acerca de su contenido. Era el expresado Sr. Académico varón dirigente y muy erudito, con señalada competencia en los idiomas de la antigüedad clásica, en el arábigo, en el hebreo y en otros. Ejercía con notable asiduidad el cargo de bibliotecario, para el cual le había elegido la real academia Greco-Latina; en la nuestra había tenido ingreso en calidad de supernumerario, habiendo leído en su recepción, bajo la fórmula de dar las gracias por su nombramiento, una memoria «Sobre la importancia del estudio de las lenguas orientales, y en particular de la arábiga, para ilustrar la historia de España,» estudio apreciable de mucha y buena doctrina que, según el secretario de la Corporación, en la noticia de las tareas correspondientes á aquel decenio, la Academia escuchó con agrado. De igual manera se oyó, a tenor de lo que se expresa en nota firmada por el Censor, el informe sobre los mencionados manuscritos, en el cual, a vueltas de algunas declaraciones modestas sobre la cortedad de sus luces, señala el erudito Académico «que no había podido traslucir el sentido que contenían todas sus frases, ni aun con claridad satisfactoria las ideas de los objetos significados por sus palabras; porque como la claridad de estos consista en la distinción específica y numérica de los caracteres, nada de esto se halla en dichos escritos.» En corroboración de la dificultad ó casi imposibilidad de entenderlos, escribía más adelante: «La confusión de sus letras, —300→ parte rabinas malamente formadas, parte arabigas, no menos deformes, y parte sin la menor analogía con alguno de los demás alfabetos orientales, forman un oscuro velo, que impide la entrada a los rayos de luz indispensable, para que la vista descubra los pensamientos, que el escritor quiso depositar en las palabras.»
No estaba en verdad ayuno el R. P. M. de conocimientos
hebráicos, como que, á pesar de las dificultades expuestas,
logró leer y rastrear el sentido de cuatro palabras escritas en dichos
manuscritos, acertando á traducir
«Hermano mío» y
«Tu hermano,»
«Josef» y
«querido,» llegando á inducir, con verdad, que los
documentos en cuestión eran cartas familiares.
Más afortunado el que suscribe, entiende haber comprendido el texto entero de las mencionadas epístolas, orientado con algún provecho en la no nada fácil interpretación de los revesados trazos de escritura rabínica, en que están en su totalidad escritas, por la persuasión, hoy general, de que la lengua hebrea, aun continuando este nombre al dialecto caldeo y arameo, no fué jamás lengua viva, á lo menos desde el siglo IX, en las regiones de Occidente, donde los hebreos han acostumbrado á escribir hasta los tiempos de su expulsión de la península ibérica, sus cartas familiares en el idioma dominante en el país donde estaban domiciliados, alterado, en verdad, no rara vez, con la introducción de algunos giros, palabras y frases de la lengua santa, que el rezo y las prácticas devotas mantenían vivas en su memoria.
El señalado por el P. Vera con el núm. 1, el cual conserva igual número en la lámina de foto-grabado que acompaña, dice de esta suerte:
199 Sabed que este jueves alegué algunos homes buenos,
de los que io me /200 entendía, o dieron me dhe consejo que yo demandase
cámara, o yo me fui luego / a la voz de Conçejo, é luego
este uiernes de gran maniana se legaron, e fizieron / la dicha cámara,
é me enbargaron las
201 doblas, sopena de
202 mil
mara, e de la merced de nuestro senior el
príncipe
203 que yo non diese las dichas
204 doblas; e en esto non sopo el deçmero que fer si
non çitarme pora la Corte; / e tanto que io como non soi usado de,
sofrir cosquillas, legamos á las manos el / dicho deçmero e io, e
fin, que io le tenia i205 asaz, e el á nos. Sí, nos travaramos que le
/ sacudieran realmente, que io yah me tenia por decho206 de gastar por otra manera /
207 doblas, e que elios non ouiesen blanca. E en esto, mi
senior padre
208 como / es de gran esfuerço, desque me
çitó pora la Corte, ya quisiera el dar las
209 doblas. En esto, querian le tomar el cabelio á
Pedro Dençiso, o el entró / los bienes. En esto, uinimos nosotros
á comer, e legó uestro moço / e desque io ui los
testimonios, tomé mucho plaçer e fuime á la voz e á
/ los alcaldes, e diles las cartas e los dichos testimonios, e fize por /
á uisperas cámara otra negada, e legaronse todos muy bien, que
los io alegué; e çiertamente, si en la maniana me ayudavan con
una mano, en la / tarde con dos por honra de mi senior, e fizeron buena
diligença por / le complaçer, como uerés por la respuesta
que este Conçejo lo enbian / á mi seniora. El presente bien se va
ordenando, non sé que se finara. Porque / es
210 non nos alargo. Sed çiertos que io uos
escriuiré todo lo / que se fará
211. A mi senior don Samuel que se lo encomienda mi senior
padre
212. E de todos nosotros á don Moseh mi senior
hermano, e a mis hermanas / nos saludad, e á mis sobrinos
213
214 Josef del Corral.»
Es el número 2, un trozo de papel apaisado, de tamaño algo —302→ mayor que la mitad del anterior á lo largo. Sus quince renglones ofrecen el texto siguiente:
«215
Sabed que uos embio
216 pares de çapatos. Lo que uos me enbiabades / con
esto Pedro Çapatero perdieronlo en camino, e despues buscaron, e
fallé / el queso, el cual queso uos envio io aliah, porque uos ueades,
si es eso, ó non. E si entendés / que eso es, e lo io pueda
comer, enviad melo bien sinialado é cosido, en manera que no...
Esta letra estaba fendo el otro dia, e ibase deprisa ese Pedro,
como / dicho he, e non quiso esperar, e non Ieuó si non los
217 pares de çapatos e / tanto se ganó, cuanto
que los çapatos se perdieron en lo que pelearon / con los que les
guardaban el camino, que á Pero Martinez de la Puebla / ge los daba, o
non los osó lieuar. E dende a otro dia nos los enbié / é
se perdieron. Por eso non uos oso enbiar cosa. Porque es noche
218 / non uos alargo. Enpero
219 sed ciertos que avemos paz ciertamente / e pregonada en
toda Castilia; si non que non es legada letra aqui. Por ende, si querés
que / uos tena mercado esto que dezis, tornadme á escribir, e io uos
terné recado, si aués quien uos / lo lieve, que io non sé
con quien. / Non uos / alargo
220Josef del Corral.»
Hállase escrito el documento número 3 por ambos lados y en el el haz ó cara principal se lee la carta siguiente:
«Hermano senior
221 A el n'adorado222 me uos encomiendo. Sabed que
223 estamos todos con salud. Pidoos de merced que uos / me
enbiedes ocho uaras de lienço de Bretani'anya
—303→
para
jubones, que non sea mucho delgado, de precio de
224 ob (octavos?) uara: Y (item). /
225 uaras de estofazo como lo que io traxe de nuestro padre
senior. Y: dos dozenas de agugetas de armar mucho buenas / -Lieva
226 florins de auro- Y: lieve, en esto non aya falta, porque
estó en gran neçesidad delio, de hilo de sed-guedexa, no miro /
io á lo que suba. Y diz que non traia dinero; pero io uos daré
buena prenda en que lo atendais un poco, fata le dé su covro, como de
otros levais. Y: por lo pasado que uos daré un cabrito. Por ende
es(c)ribidme uestra beluntad. Io me fuera / sin carta, si non porque nos
giaçen poca despensa; pero va á encuidarse delia. Otrosi: uos
pido que uos fagades fazer / un peleon (peon?) para el ninio
227 por cuanto aca non halio quien lo faga que io lo
pagaré cuando aliá uaya
228 Otrosi: / Por cuanto non supe de la fazenda de este
hombre, fazed que seguren partes. Non nos enbio la yerba, é non
sé / si la heis menester ó non. Si necesario la heis, enbiadmelo
dezir, e enbiaruosla he, con el primero que / uaya, e si querés, enbiad
un moço, porque la lieve pronto. Cuando uinier afarélo; porque
asi lo usamos. Encomendados / á mi recado de nuestro padre senior, e
tanben é mi hermano Çimon e del amo e ama
229 e tamben de sus parientes é amigos.
230 Yehudah Bajur.»
A la vuelta destinada al sobre en letra grande distinta, que parece la de las cartas número 1 y 2, se lee en unos renglones:
231 Lieba ese moço un fustan, costó
232
mara. De
—304→
algodon
233 libras
234
mara / De lienço
235 uaras á
236
mara, é medio. De filo
237
mara. Mas: una madeja de hilo preto / que
le di io por
238
mara. Montó todo quinentos e
ueinte (sic), é los
239
mara del filo preto. A mio / hermano
Çimon me encomendad mucho. Faré
240 por le ir uer por la feria, si me dieren
liçença /
241 Josef del Corral.»
Como sobre, en letra mayor las cinco primeras palabras:
«242 de R. Josef == Çaldia.
»243.
Por debajo, en letra muy pequeña, y como borrada por el sudor y roce de los vestidos del que ha llevado ó devuelto la carta, según parece, se lee en tres renglones:
«Otrosi: uos pido que las purgas del otro dia me enbiés / porque non eran mias, e me las demandan; enviadme una onça de pimenta. -Mi senior hermano uos dará lo deuido.»
De esta manera interpreta el que suscribe los manuscritos, declarados ilegibles por el R. P. M. D. Antonio Vera; pudiendo testificar á esta Corporación doctísima que, si no abrigo la pretensión de haber acertado en todo, alenlo el carácter exageradamente cursivo y ligado de la letra, las frecuentes abreviaturas, el lenguaje mezclado y hasta las roturas y desperfectos del papel, es indudable que no existe la supuesta mezcla de alfabeto arábigo, ni otros orientales, ni siquiera la especial forma de alef análoga á la del á zeudo usual en algunos manuscritos hebreos, limitada la influencia extraña (si puede considerarse de este modo), á la vulgarísima conformidad del ghimel y del nun con iguales letras del siriaco estranghelo, circunstancia común á casi todas las formas de escritura rabínica.
—305→Pero si cumple á la verdad crítica establecer esta declaración, es oportuno advertir, sin embargo, que en los documentos originales trascritos, la excesiva ligazón de los trazos oscurece y deforma algún tanto la figura de las letras, en particular del iod, y del guau, que no sólo se ligan, por la parte inferior, á las letras anteriores, sino asimismo á las posteriores, aumentando un trazo más á la figura ordinaria del xin y del nun cuando les preceden, y cerrándose también el iod en términos de parecer un mem pequeño. Merece, demás de esto, consideración privatísima la manera con que se significan en ellos, por correspondientes letras hebreas, los sonidos españoles, bastante parecida, á las veces, á la empleada por los rabinos franceses para expresar otros análogos, y en general los que son comunes al castellano y á la lengua de Froissart244, empleando, por ejemplo, el bet con un punto encima para la v consonante sin perjuicio de sustituirla por el guau, el xin en lugar de s, el samec y el tsade por ç.
Por lo que toca á los particulares de pronunciación distinta, se observa en estos manuscritos que el ghimel es usado sin punto para representar la g suave, mientras con uno encima es signo de los sonidos ye, ch, x y g fuertes; el he da valor intensivo a las vocales á que se une, desempeñando unas veces las funciones del acento agudo castellano, otras las de la h; el zain vale como zeta española; el jet como jota fuerte; el iod se junta al nun y lamed anteriores para significar los sonidos ñ y ll; elcaf se emplea como fuerte; el tet representa casi exclusivamente el sonido t con preferencia al tau, que parece con poco uso; el fi, contra todas las reglas de la masora, tiene el sonido fuerte de p cuando carece de punto, y cuando se le pinta un punto encima se suaviza como efe; el tsade es una zeta áspera é intensiva; el quof suena c fuerte delante de las cinco vocales ordinarias, el xin, en fin, se sustituye á veces por samec.
Aparte de estas curiosidades paleográficas, no cabe exagerar el interés histórico de estos documentos, salvo para el estudio del lenguaje y de las costumbres administrativas de su época, como —306→ quiera que las especies contenidas en el primero y segundo dejan presumir la existencia de derechos, que se pagaban en la frontera por la introducción de mercaderías, salvo el caso de ser destinadas á segunda exportación, servir de regalo para los príncipes ú otros usos semejantes. En igual respecto parece deba entenderse la mención de los que «guardaban el camino» de la carta segunda y peleaban con los que pasaban ó entraban objetos, siendo de presumir que en estas relaciones de una casa comercial establecida en la Guardia, población de Álava inmediata á Navarra con otra de Çaldía245, probablemente Saldias, á ocho leguas de Pamplona, se mezclaba el interés de un lucro, no siempre legítimo. Aun para estos pormenores, es obstáculo de no escasa monta la falta de fecha, vacío que procuraremos, suplir con las siguientes observaciones, que nos ha sugerido su consideración y lectura:
1.ª Halladas las tres cartas en la Guardia, villa alavesa, adonde parece fueron despachadas, así el contexto de la primera, en que se emplea la frase «demandar cámara» en armonía con los navarros, como el contenido de la segunda, y á mayor a abundancia el sobre de la tercera, en que se designa un lugar tan próximo, según parece, á la Guardia, que se podía enviar á él mozo para recoger una carga de yerba, inducen creer que la primera y segunda se escribieron y la tercera se devolvió (con una ó dos de las notas que se leen en el sobre) desde una localidad de la patria de Íñigo Arista.
2.ª Distinguiéndose claramente en el papel de ellas la filigrana de los dedos de una mano, frecuentísima en el de documentos escritos en tiempo de los Reyes Católicos, sin que parezca en sus frases ningún signo ni indicio de persecución, empleada contra —307→ los judíos, ni precauciones adoptadas por estos, para disimular su creencia, puede entenderse con verosimilitud que son algo anteriores al año 1492, fecha en que se decretó su destierro del territorio castellano.
3.ª Las noticias acerca de la paz que debía pregonarse en Castilla, contenidas en uno de los expresados documentos, inducen á sospechar que se referían á los conciertos ajustados por el Rey Católico con su hermana doña Catalina, poco antes de partir para la guerra de Granada.
Tal es, á lo menos, la opinión formada por el que suscribe, quien, por su parte, no se muestra tan enamorado de ella que no aspire á modificarla y completarla, en méritos de quilatación mejor de lo averiguado, según razones de rigurosa crítica ó por nuevos datos y descubrimientos históricos.
FRANCISCO FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ.
Madrid 3 de Octubre de 1884.