Al observar
que en el
Quijote, por primera vez en Occidente, se
desbarata la relación tradicional entre el nombre y lo nombrado Michel
Foucault hizo necesario un replanteamiento de toda la serie de aventuras
basadas en una identificación equivocada -venta / castillo, molinos /
gigantes, rebaños / ejércitos, etc.- que forman la columna
vertebral de la primera parte. La pregunta tradicional de carácter
metafísico-esencialista (¿qué es aquello?) ya no tiene
sentido y en su lugar surge otra de índole semiótica:
¿qué significa aquello? Esta a su vez suscita otras dos:
¿a quién? y ¿en función de qué
código?De esta lectura
semiótica se desprende primero que el significado no reside en el
significante, sino en la mente de quien lo remite a uno u otro código, y
segundo que Cervantes había intuido esa relación, aunque, claro
está, sin ocurrírsele jamás formularla en el lenguaje
técnico -y trendy,
por más señas- de finales del
siglo XX. El enfocar nosotros las aventuras desde este ángulo, sin
embargo, hace posible explicar con una precisión insólita
cómo es, por ejemplo, que don Quijote vea gigantes allí donde
Sancho no ve sino molinos.Pero el
texto de Cervantes evoluciona hacia la exploración de los caracteres de
los personajes. No ya ¿cómo es?, sino ¿por qué
necesita don Quijote escoger el código caballeresco y leer
gigantes? Los episodios que culminan en
el baciyelmo marcan la pauta de una progresiva imposición de tema de
carácter y relación interpersonal por encima de las cuestiones
propiamente semióticas de códigos y significaciones. El
análisis semiótico, por otra parte tan útil como de moda
hoy, revela así sus limitaciones, pero el explorar sus posibilidades
permite comprobar la validez de unas afirmaciones -más intuitivas que
científicas, por cierto- del viejo cervantismo de Ortega y
Américo Castro.
Don Quijote
considera a Andrés (capítulos 4 y 31 del primer
Quijote) como víctima inocente.
Este estudio escudriña más detenidamente al muchacho y pone de
relieve varias semejanzas entre su situación y su personalidad y las de
Lazarillo de Tormes. Cuando se le reconoce a Andrés como pícaro y
se analizan escenas parecidas en los libros de caballerías, se
entrevé la función del episodio de Andrés en la
confrontación entre Don Quijote y la realidad.
La comedia
The Custom of the Country (1620) por los
dramaturgos ingleses Fletcher y Massinger se basa en sólo no varios
episodios y personajes del
Persiles sino que también comparte
con él importantes imágenes y temas, los que no se han estudiado
antes. Ambas obras presentan un peregrinaje espiritual hacia la
civilización y el matrimonio cristiano, trayectoria enriquecida por
imágenes tanto positivas como negativas que vinculan estrechamente a los
ingleses con Cervantes. Las que se relacionan con el barbarismo -abarcando el
animalismo, la violencia, la lujuria, y la falsa religión pagana-
contrastan con las del amor puro, la religión cristiana, y el
refrenamiento moral. Tal formulación antitética se extiende
también a los personajes; los principales, tanto hombres como mujeres,
pasan por una serie de experiencias donde asumen el papel social del otro sexo,
o sea, las mujeres actúan bajo circunstancias y con rasgos personales
que generalmente se relacionan con los hombres y vice versa, a través de
lo cual lograrán una participación más perfecta en el
matrimonio -meta que alcanzan al final de sus respectivos
trabajos.